Saturday, January 24, 2009

Obama, Fox y el triángulo de la muerte

Hace poco, platicando con personal del servicio exterior mexicano, llegue a la conclusión que la tentación de comparar y no comparar a Obama con Fox pues era demasiado grande como para no hacerlo, no obstante es muy temprano (para Obama).

Tanto Obama como Fox son comparables en que ambos en realidad llevaron el “cambio” a sus respectivos sistemas políticos. El simple hecho de haber llegado a la presidencia representó un cambio fuerte en sí. Tanto Fox como Obama empezaron sus campañas presidenciales con pocas posibilidades de llegar a la presidencia. Al ganar las elecciones, Fox hizo a un lado a 70 años de gobiernos priistas consecutivos y Obama hizo a un lado más de 230 años de pleno convencimiento que un afroamericano no podía ni iba a llegar a la presidencia del país más poderoso del planeta. Ambos presidentes demostraron que "sí se puede" triunfar en el sistema sin venir desde adentro. En ambos países, la gente mostraba un gran optimismo al principio de sus mandatos y había creado grandes expectativas sobre la efectividad de las acciones de los nuevos gobiernos. Al final del mandato de Fox, la gente lo seguía apreciando como persona pero, en general, su mandato resultó una gran decepción.

En su momento, Fox mostró ingenuidad durante los primeros días de su presidencia: primero vino la presentación del famoso “gabinetazo” que, con la excepción de Castañeda, pues en realidad solo era un gabinetazo en la muy recóndita y respetable imaginación de Fox. Y después vino una incapacidad crónica para trabajar con el Congreso, lo que paralizó una buena parte de sus esfuerzos para echar a andar una que otra iniciativa interesante que de vez en cuando se le ocurría al presidente.

Actualmente, Obama se ve en la ingenua necesidad de recordarles al liderazgo del Congreso que fue él el electo por la mayoría del electorado norteamericano, por lo que está en todo su derecho (y obligación) de tomar las iniciativas necesarias para sacar adelante una economía en crisis. Definitivamente Obama necesita una mayoría presidencial en el Congreso para sacar adelante sus planes. Y es aquí donde empiezan las diferencias: Obama está trabajando a marchas forzadas y a contrarreloj, además de que el mundo entero está atento a las acciones de sus primeros 100 días famosos. Fox no tenía tanta urgencia ni presión (por plantearlo de alguna manera) y la economía mexicana ciertamente no estaba encaminada hacia el colapso. De hecho, eran tiempos felices para México en su conjunto, fue un periodo de bonanza económica a comparación de lo que se avecina actualmente y no había guerra sin cuartel contra el narco.

Es más, el gobierno norteamericano nos veía con diferentes ojos en el ámbito internacional. En ese entonces la administración Bush estaba más ocupada con el Eje del Mal: Irán, Iraq y Corea del Norte y de vez en cuando le ladraba a los cubanos. Actualmente, parece ser que la administración Obama considera un nuevo triángulo al respecto, una especie de triángulo de la muerte: Paquistán, México e Irán (que repite honores). De acuerdo a reportes del medio, los tres representan una amenaza latente a la seguridad nacional norteamericana. Irán es considerado un elemento desestabilizador en un área altamente estratégica y volátil. Paquistán y México son considerados como estados a los que hay que echarles el ojo por aquello que puedan colapsar más o menos de repente.

En el caso de Paquistán, una nación pro norteamericana con armas nucleares, los norteamericanos no quieren ni imaginarse qué sucedería si el actual gobierno sucumbiera ante un grupo de militantes (o militares) radicales islámicos. La preocupación en el caso de México no es para menos, es un país inmerso en un conflicto armado de proporciones bastante serias. Durante 2008, México reportó aproximadamente un promedio de un muerto cada 90 minutos, mientras que Iraq reportó uno cada 70 minutos. En Afganistán hubo un promedio de 6 muertes cada dos días, mientras que en Ciudad Juárez hubo 9 muertos cada dos días. El narco le está pegando duro y fuerte al gobierno mexicano. ¿Existirá alguna otra manera de lidiar con el problema, además de una confrontación armada donde el gobierno mexicano se la está jugando de todas, todas?

¡Ave María Purísima! Menos mal que los mexicanos somos guadalupanos, si no… ¿se imaginan dónde andarían ya los Marines?

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