Friday, March 11, 2011
Irapuato no es Juárez
Ellos se la pasaron diciendo durante las exequias del agente Zapata que él había muerto murió "no sólo para proteger a su país, sino al pueblo de México” (Morton-ICE). Napolitano dijo que “no vamos a descansar ni a ceder en nuestra determinación hasta ver que los responsables sean detenidos y paguen por sus crímenes" y el buen Holder (fiscal general) se lució, refiriéndose a Zapata: "trabajaba para ayudar a nuestros vecinos y aliados en México a cumplir con sus responsabilidades ante aquellos a los que sirven y para construir una nación que constituye un faro de esperanza y oportunidad, un lugar donde todos los mexicanos puedan vivir no con miedo, sino en unidad. Ganaremos esta lucha, ésa es mi promesa ante ustedes".
Thanks but no thanks!
Por un lado, el enojo de las autoridades estadounidenses se entiende desde la perspectiva de que cualquier pérdida de sus agentes debe honrarse como si fuese la última. Eso es de admirar a los norteamericanos. Acá en México muere un judicial o un estatal y a lo mucho lo entierran rápido o hacen ceremonias selectivas, sobre todo si fueron varios los caídos. Pero no se hace nada por parar la carnicería.
Es de admirar a las autoridades norteamericanas su determinación de aclarar todas y cada una de sus bajas en la eterna guerra de los buenos contra los malos. Mientras que en México ya nos medio conformamos conque medio paren la matazón.
Pero de eso a que nos cuelguen un héroe… thanks compadre, pero no hay necesidad. Cada quien trabaja desde su respectivo lado de la frontera. Ya tenemos 35,000 héroes, francamente no se necesita ni uno más. Hasta donde yo entiendo, todo el personal norteamericano de justicia y seguridad que trabaja en territorio mexicano sabe perfectamente a lo que se enfrenta y que su muerte siempre será un activo para los Estados Unidos, pero no para México. Lo que siguió (y sigue) es indignante: El FBI cerrando las carreteras federales mexicanas y la PGR elevada a carácter de pariente pobre en las averiguaciones del crimen. Y ya no se diga las regañizas telefónicas de funcionarios americanos a su contraparte mexicana.
Una persecución norteamericana sobre algún cártel mexicano, definitivamente corre el riesgo de vestir de héroes a los narcos. No obstante, los servicios de inteligencia tienen un panorama muy claro acerca de quién es quién y dónde andan los que andan entre los narcos mexicanos. Así que parece que es cuestión de tiempo que el largo brazo de la justicia norteamericana agarre a los culpables y ¡órenle jijos de la jijurria! A una cárcel de máxima seguridad gringa y el resto de la historia ya es conocido: en México se les hace algunos corridos y, si son ejecutados, empieza su culto junto con el de la Niña Blanca.
¿Y el gobierno mexicano? Bien gracias: el presidente Felipe en el alucine diciendo ante inversionistas japoneses que la seguridad en ciudades mexicanas es equiparable a ciudades europeas. En efecto, Irapuato no es Juárez. Todavía. En el inter, la inteligencia mexicana deja de existir oficialmente ante la acción que a sus largas y anchas la inteligencia norteamericana actualmente despliega no nada más para el caso Zapata, sino para cualquier detalle estratégico y táctico en la guerra contra las drogas. Llevándose de corbata (por delante, pues) a los militares mexicanos y haciendo añicos las aspiraciones democráticas de este gran país, llamado México.
Lo que ni Napolitano, ni Holder, ni Morton entienden es que la muerte del agente Zapata es inútil mientras los norteamericanos no enfrenten con los destos bien puestos el problema de drogadicción de su población. Mientras la demanda de drogas no disminuya significativamente, el problema seguirá en los dos países. Se necesita creatividad y ganas de resolver el problema, no funerales transmitidos en vivo y promesas cínicas de violar la soberanía de otro país.
Nuevamente: soluciones transnacionales a problemas transnacionales. Mi más sentido pésame para la familia Zapata y para las familias de 35,000 mexicanos sacrificados para que los norteamericanos ya no se droguen. Todas ellas muertes inútiles, so far, if I may.
[PUBLICADO EL 23 DE FEBRERO EN La gente anda diciendo...]
Tuesday, November 16, 2010
20 billones
El desplegado de media página del 4 de noviembre es firmado por la PGR, la Secretaría de Defensa Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Marina. Se ofrece un total de “15,000,000 millones de pesos” por la información concerniente al hallazgo de los menores y “5,000,000 millones de pesos” por la información útil para atrapar a los tres sospechosos de traficar con los menores.
El único detalle aquí es que si sumamos ambas cifras se llega a un total de 20 billones de pesos. Esto es, 20 millones de millones de pesos. O sea, aproximadamente 6 veces el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2011. De ese tamaño lo ofrecido por los angelitos…
¿En manos de quién está la búsqueda, hallazgo y futuro de estos niños? ¿En manos de alguien que no sabe ni redactar una cifra en un triste desplegado de periódico y que cuenta con “todo el apoyo” de las instituciones que supuestamente abarcan el monopolio del uso de la violencia legítima del Estado mexicano? ¡¡Por el amor de dios!! Pobres niños…
Y así nos podemos seguir, día tras día con noticias de corte surrealista, más que espectacular: el 16 de noviembre aparece también en El Norte que tan sólo el 0.18 por ciento de las multas que ha impuesto el gobierno federal a funcionarios corruptos o por daños causados al erario se han podido cobrar. Esto es, sólo se han cobrado 74 millones de pesos de los 40,000 millones dictaminados en los últimos 18 años. El pago del resto se encuentra atorado en litigios o de plano ignorado al 100%. O también la tan cacareada y realista cifra de que no más del 2-4 por ciento de los casos policiacos son resueltos en nuestro país, mientras que en los E.U. es justo lo contrario, no más del 5 por ciento queda sin resolver. O la tétrica cifra de que 8 de cada 10 mexicanos que salen de la secundaria tienen dificultades para multiplicar. O el hecho de que se tiene al ejército en las calles para que los norteamericanos dejen de meterse quién sabe cuántos tipos de drogas en su cuerpo y no pase absolutamente nada al respecto, con excepción de unos 30,000 muertitos y contando, en una guerra sin sentido y sin posibilidades de victoria para el Estado mexicano.
Mi punto es el siguiente: el Estado mexicano no es un Estado fallido, sino un Estado colapsante. Sus fallas son generalizadas y sistemáticas. Ciertamente no se originan con la llegada de Calderón al poder, no obstante se acelera de manera brutal con la iniciativa del Presidente de combatir al narcotráfico con el ejército y de manera frontal, sin mucha inteligencia que digamos. Cada acto de barbarie por el narcotráfico se celebra en círculos oficiales bajo la torcida lógica de que la estrategia está funcionando, ya que de otra manera los cárteles no reaccionarían de manera tan violenta; mientras que el consumo y el precio de las principales drogas en el mercado norteamericano no cambian lo suficiente para ofrecer resultados reales que alienten a creer que la lucha armada pueda llegar a un fin digno.
Las políticas fallidas de un Estado colapsante como el mexicano se inician en su era neoliberal, hace más de 24 años, cuando se hace a un lado prioridades otrora esenciales para el desarrollo del Estado mexicano en su conjunto (y no sólo que beneficiase a algunos intereses poderosos, como ocurre en la actualidad), como la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y una política coherente de distribución del ingreso. Ahora se vive la culminación de años y años de negligencia institucional y de un falso patriotismo macroeconómico (actitud más ingenua que maliciosa, para ser exactos) que benefician a los accionistas de Nueva York y Europa y uno que otro vival mexicano y que empeoran la situación nacional de manera diaria.
De ahí la importancia de entender la diferencia: un Estado fallido puede jamás detectarse formalmente de manera ex ante, tan sólo de manera ex post. Un Estado colapsante se puede detectar a tiempo y eso lo entiende muy bien los Estados Unidos. Hillary Clinton anda feliz de la vida diciendo que hay narcoinsurgencia en México y que los Estados Unidos puede hacer algo al respecto. La narcoinsurgencia encaja perfectamente en una lógica de Estado colapsante, pero no en una lógica de Estado fallido. En un Estado colapsante, donde el Estado literalmente se está cayendo a pedazos, la narcoinsurgencia puede tener solución: la cada vez mayor incidencia de los estadounidenses en nuestros asuntos de Seguridad Nacional. Mientras que en un Estado fallido no hay nada que hacer, nada que rescatar. De ahí lo inútil de debatir sobre si el Estado mexicano es fallido o no lo es. Pura pérdida de valioso tiempo.
El México de Don Porfirio fue un Estado colapsante durante sus últimos 15-20 años. Se convirtió en fallido en cuanto triunfa la Revolución Mexicana. Siempre con la intervención de la Embajada estadounidense, como ya es costumbre en nuestra historia tan llena de héroes muertos. ¡Pobres habitantes de las casitas del Sur… tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos!
Monday, May 3, 2010
Hamburguesa completa en lugar de enchilada completa
Palabras pronunciadas por el Dr. Gustavo Cano en la XV Reunión Ordinaria del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el marco de la celebración del XX Aniversario del Programa de Comunidades Mexicanas en el Exterior, el 26 de abril de 2010, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
En algunos círculos académicos mexicanos y norteamericanos existe la percepción de que tanto nuestra política exterior como nuestra política de seguridad nacional, son una peligrosa extensión de la política de seguridad nacional norteamericana. Basta echarle un vistazo al Plan Mérida: como que su aplicación se vuelve más lógica con el ejército mexicano patrullando las calles del país; antes de sacar al ejército a las calles, la Iniciativa Mérida como que no tenía mucha lógica ni vida. Ahora sí las tiene. En ese sentido, en lugar de obtener la otrora anhelada enchilada completa, lo que ahora nos han dado los norteamericanos es una hamburguesa completa.
¿Qué tiene que ver eso con los migrantes mexicanos en los Estados Unidos?
Mucho: la mano de obra joven e inteligente que se va a trabajar a los Estados Unidos es un factor que en el mediano y largo plazo se relaciona con el debilitamiento de los mercados internos, lo cual repercute directamente en el desarrollo de nuestra economía: mercados internos débiles, dependientes de remesas que vienen del otro lado, no contribuyen a desarrollar nuestra economía de manera independiente; al contrario, la población asociada en su vivir con ciertos sectores económicos, algunos de ellos estratégicos, cada vez dependen mas de lo que se envía del otro lado de la frontera, mientras que la industria nacional y el campo se debilitan constantemente. Eso afecta nuestra soberanía y la hace cada vez más y más relativa.
En el renglón de seguridad nacional, definitivamente el éxodo de mexicanos (que muy probablemente se verá acelerada por la falta de seguridad e inestabilidad política que se vive en el país) debilita constantemente al Estado mexicano un día a la vez, un emigrante a la vez. Al ritmo que vamos, por motivos de emigración, cada tres años se vacía una ciudad del tamaño de León Guanajuato… Conforme la gente sale del país, esa misma gente se desentiende de lo que sucede en la política mexicana, principalmente de manera involuntaria. Eso afecta nuestra soberanía también.
Una vez que viven allá los mexicanos de acá, pues también enfrentan problemas allá. Explotación laboral, discriminación, segregación formal e informal, actitudes y leyes anti inmigrantes, etc.
Poco a poco, los mexicanos de allá van descubriendo muchas cosas. Entre ellas, que los esquemas de formación de liderazgo son muy distintos a las de acá, que las reglas de juego son diferentes y que allá hay muchas cosas que ni se imaginaban que se podían lograr, pero conforme se han metido en la lucha y se han ido organizando, principalmente por la necesidad de defenderse o de proteger sus derechos básicos (civiles y/o humanos), se van dando cuenta de que en los Estados Unidos siempre hay alguna manera de hacer las cosas. There is always a way. En realidad me atrevería a señalar que “la constante búsqueda de las maneras de buscar resultados” es una de las características fundamentales del liderazgo mexicano en los Estados Unidos.
Y a todo esto, ¿Dónde encajan el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) y el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (CCIME)?
Encaja en el presente y el futuro de los mexicanos en los Estados Unidos.
En el presente, el IME, una acción y un evento a la vez, se ha encargado de ir creando conciencia entre el liderazgo mexicano en los Estados Unidos de que hay cosas que el gobierno mexicano puede hacer, que hay cosas que el gobierno mexicano puede contribuir a que se hagan y que hay cosas que el gobierno mexicano definitivamente no puede hacer.
Esta conciencia que se va creando poco a poco tiene un aspecto muy valioso: la conciencia de que los únicos que pueden en realidad entender plenamente, enfrentar y resolver los problemas que se les presentan de manera cotidiana en los Estados Unidos son justamente los mismos mexicanos que viven y trabajan en los Estados Unidos. Sobre todo los mexicanos organizados. El gobierno mexicano es tan sólo una herramienta cuyo uso no garantiza la solución de todos y cada uno de los problemas de la comunidad mexicana en los Estados Unidos.
Hechos como los de Arizona (la ley SB1070) son catalizadores y detonantes muy importantes sobre esta lógica de la constante búsqueda de las maneras de hacer las cosas y obtener resultados positivos durante el proceso y también sobre la toma de conciencia de los alcances y limites del gobierno mexicano.
A este respecto hay tres tipos de líderes: 1) los que nada mas critican al gobierno mexicano y en realidad logran muy poco con su comunidad porque pierden mas tiempo en criticar que en accionar. 2) Los que, independientemente de las críticas que puedan hacer se ponen a pensar cómo pueden usar al gobierno mexicano para ayudar a sus comunidades allá y se ponen a trabajar con o sin considerar lo que pueda o no hacer el gobierno mexicano. Y 3) los que se ubican en el punto medio: critican y trabajan.
Ojo, la crítica es importante: a estas alturas, sin crítica, el gobierno puede llegar a desentenderse de los emigrantes. El IME se ha convertido en un aspecto muy importante de esta relación entre el gobierno mexicano y su diáspora. Los convoca, se crean redes de líderes y estos líderes hacen sus recomendaciones al gobierno mexicano además de criticarlo. Eso es a lo que yo llamo progreso… Antes ese simple proceso era simple y sencillamente inimaginable. Es un proceso de educación para ambas partes del proceso.
También tenemos un IME que convoca y sensibiliza a otros sectores y actores de la sociedad y gobierno norteamericanos a través de las jornadas informativas. Estos sectores y actores ahora son capaces de identificar a los miembros del CCIME y son mucho más sensibles al diálogo y a atender las demandas que pudiese llegar a tener la comunidad. Al menos en teoría.
Qué bueno que hay un proceso de creación de conciencia, qué bueno que hay ganas de hacer las cosas, qué bueno que hay sectores y actores norteamericanos que están sensibilizándose ante la realidad apremiante de la comunidad mexicana en los E.U…. Ya nada más falta la acción. Falta resolver los problemas a nivel nacional, estatal, local y comunitario. Y eso sólo lo pueden hacer allá los líderes de acá, los que viven y trabajan allá. Y nadie más.
Finalmente, creo que existen dos pruebas de fuego para el IME que todavía no se puede saber si se podrán superar con el tiempo.
La primera está relacionada con las redes de líderes mexicanos en los Estados Unidos: ¿serán capaces de consolidarse y pasar a la acción para resolver los problemas de los mexicanos de allá? ¿Cuándo llegará el día en que las redes de mexicanos organizados en Estados Unidos resuelvan los problemas que aquejan a la comunidad mediante acciones eficientemente coordinadas? ¿Ya merito o falta todavía un ratito?
Y la segunda es ¿hasta qué grado está el liderazgo listo para jugar con las reglas del juego de allá para sacar adelante una agenda macro (a nivel federal) de los problemas macro de los mexicanos en los Estados Unidos? ¿Hasta qué grado puede el liderazgo mexicano en los Estados Unidos prescindir del “punch” de la iglesia católica para sacar delante los retos que a nivel federal enfrentan los mexicanos indocumentados en los E.U.? ¿Hasta qué grado puede el liderazgo mexicano coordinarse con la iglesia católica progresista, la que le da prioridad a la justicia social más que a la labor pastoral, para movilizar a la gente cuando y donde sea necesario y lograr acciones relativamente espectaculares, como obligar a Washington a tratar de una manera seria y contundente el tema de una reforma migratoria integral?
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Tuesday, March 24, 2009
Todo listo para el debate migratorio: en el nombre del padre, del hijo y del espíritu…
El Congreso norteamericano parece que está listo para echar a andar el asunto nuevamente. Pelosi hace declaraciones fuertes contra las redadas del ICE de Napolitano; Gutiérrez sale sonriente por todos lados y en cuanto puede afirma que ya es el momento de que una reforma migratoria se lleve a cabo. En el Senado , la situación no es tan clara todavía. Los líderes pro reforma migratoria comprehensiva, Kennedy y McCain , están delicados de salud. El primero de salud física y el segundo de salud política, ya que le se la pasa criticando a Obama por lo que hace, por lo que no hace y por lo que piensa o no hacer. Esperemos que se nos cure a tiempo el buen McCain y retome el liderazgo positivo al respecto en el Senado. Hablando del ICE, aquí es importante aclarar que la institución no es el estado de Arizona, así que aquí sí/sí se pueden dar órdenes y los subordinados las cumplen… cero pretextos, pues.
La iglesia católica, quizá el actor no gubernamental más importante del proceso, ya empieza con las declaraciones acerca de la necesidad de una reforma migratoria. La participación de la iglesia es indispensable por dos razones: a la hora de las manifestaciones es la única institución que puede garantizar acciones bien coordinadas a nivel nacional y completamente pacíficas. Por otro lado, la clase política en Washington D.C. sí/sí que escucha a la iglesia católica… Los principales sindicatos (AFL-CIO, SIEU) siguen con las ganas de formar parte importante del proceso, vamos a ver si en esta ocasión sí hallan la fórmula para que les hagan caso.
Las organizaciones mexicoamericanas también siguen atentas a ver como se suben al vagón. Ojo, su intervención no es indispensable, pero sí es necesaria, más que nada porque los líderes del Congreso y Senado norteamericano las identifican como interlocutores importantes en el proceso, no obstante su contacto con la realidad migrante rara vez avala dicha distinción. Las organizaciones de inmigrantes juegan un papel importante en las ciudades grandes y pequeñas: sus líderes generalmente se entienden bien con la iglesia y han mostrado ser muy útiles para la coordinación y difusión de las marchas en caso de que éstas se lleven a cabo.
Los medios de comunicación, sobre todo los de habla hispana, juegan el papel más importante en lo referente a la convocatoria directa de los inmigrantes. Durante el 2006, mostraron su eficacia al movilizar directamente a millones de personas a lo largo y ancho del país. Sin la participación de los medios, no se crea momentum, punto.
Aunque hay que tener cuidado: la situación económica en el 2009 no tiene nada que ver con la de 2006. Conforme la crisis económica se profundiza, algunos se cuestionan si en realidad este es el momento para sacar adelante la reforma migratoria; otros se preguntan si los inmigrantes están chupando recursos del estado en materia de educación y salud y/o robando los empleos que los ciudadanos norteamericanos tanto necesitan, etc. Sacar adelante una reforma migratoria comprehensiva conlleva un riesgo político muy elevado: una posible manipulación del mainstream media y/o una fuerte reacción anti inmigrante puede echar por los suelos las iniciativas presidenciales (o incluso una "retirada estratégica" de la iglesia a medio proceso) y mientras son peras o son manzanas, pues los inmigrantes se quedan atrapados en fuego cruzado y serán los culpables hasta del vuelo de las moscas. Por otra parte, Obama sabe que necesita el voto latino para una posible reelección. Si el asunto funciona y se lleva a cabo la reforma, el presidente incrementaría enormemente las posibilidades de una victoria en el 2012, al igual que todos aquellos congresistas y senadores con altas proporciones de votantes hispanos en sus distritos y que hayan apoyado el esfuerzo, independientemente si son republicanos o demócratas.
Vamos a ver qué pasa… en el inter, se antoja un Padre Nuestro.
Thursday, February 19, 2009
Obama y el Piolín de la Mañana: A ratitos a pie y a ratitos andando…
El autor confirma lo dicho al afirmar mas adelante que, no obstante el voto latino en las últimas elecciones presidenciales “resultó mayor que en cualquier sufragio anterior” en la historia de los Estados Unidos, el apoyo a Obama fue decisivo al llevarse Florida con el 57% del voto latino, además de los mayores estados en términos de votos electorales y con fuerte tradición de voto demócrata latino: Nueva York, California e Illinois. Aunque el voto latino de Florida representa principalmente la realidad cubano americana de los Estados Unidos, con problemas muy diferentes a la legalización de inmigrantes indocumentados, que hace el grueso de la problemática inmigrante del resto de los otros estados mencionados y políticamente poderosos.
Pero esto no es malo ni contradictorio. La cantata de “Hoy marchamos y mañana votamos” refleja una vena de acción de las organizaciones latinas que de una u otra manera mostraban presencia en un movimiento que de una u otra manera también les atañe: la legalización y no criminalización de los inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos. Y expresaban lo potencial de su fuerza en un territorio familiar para las organizaciones, pero generalmente desconocido para el inmigrante promedio indocumentado y sus lazos familiares: la arena electoral.
El 18 de febrero el presidente Obama le dijo en una entrevista al Piolín de la Mañana (KSCA, 101.9 FM, Los Ángeles) que el presidente estaba listo para convocar a los líderes de las organizaciones pro derechos de inmigrantes para preparar "un borrador de la propuesta de reforma integral en los próximos meses", además de afirmar que el proceso no iba a ser fácil y que la verdadera batalla se llevaría a cabo en el Congreso norteamericano.
Esto es, tuvo que llegar a la presidencia norteamericana un político afroamericano formado en Chicago, bastante familiarizado con la lógica operativa de la Political Machine, para poner las cosas en su lugar: la lucha por la legalización de los indocumentados se lleva a cabo en un terreno de política no electoral (grassroots mobilization), ante lo cual hay que organizarse. Sin organización no hay movilización política efectiva, pero sin saber cuál es el terreno adecuado de lucha política, por más organización y movilización que halla, los resultados serán prácticamente nulos. En este caso, la consigna de “hoy marchamos y mañana votamos” pues sigue siendo potencialmente poderosa, pero Obama ha dado el primer paso en descifrar el trabucle que representa su presidencia ante el reto de la legalización de más de 12 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos: el voto directo como arma política pasa a segundo plano y se abre paso a la protesta pacífica, de preferencia bien organizada e inteligente.
Históricamente hablando, los latinos e inmigrantes latinos generalmente han obtenido mayores cuotas de participación política en gobiernos de ciudades norteamericanas cuando son encabezados por alcaldes afroamericanos a comparación de los encabezados por alcaldes blancos no latinos. Obama cotorreando con el Piolín de la Mañana, ambos bien quitados de la pena, es una señal temprana que este también puede ser el caso, nada más que a nivel nacional.
Friday, January 9, 2009
Obama y la agenda del inmigrante indocumentado
La economía norteamericana va de mal en peor en términos de caída de la producción y crecimiento de desempleo. Conforme se acentúe la crisis, los números de inmigrantes que llegan diario a los Estados Unidos tienden a disminuir y ellos difícilmente van a ser considerados en la agenda de la administración de Obama (pensando en términos de creación programas de trabajadores huésped). En relación a los inmigrantes que ya se encuentran en los Estados Unidos, las fuerzas del mercado laboral se van a encargar de reubicarlos, primero dentro de los Estados Unidos y después hacia afuera de los Estados Unidos. Esto último significaría que la economía norteamericana estaría metida en un atolladero de proporciones apocalípticas.
Obama ha propuesto dar prioridad a la generación de empleos productivos para levantar la economía (y no nada más repartir dinero entre los contribuyentes, como Bush pensó y actuó en su momento). Aquí la pregunta es: ¿Cuál es el valor que la administración Obama y el nuevo Congreso le dan a la mano de obra indocumentada? Si a este escenario agregamos que, históricamente, cuando hay desempleo masivo en los Estados Unidos la actividad de grupos anti inmigrantes pulula de manera virulenta… pues el panorama en general se puede volver muy adverso a cualquier posibilidad de amnistía general para los indocumentados.
Aunque Obama también ha sido claro: ciertos sectores tendrán prioridad sobre otros en el proceso de recuperación de la economía desde el punto de vista de expansión de gasto gubernamental. ¿La mano de obra indocumentada podría ser considerada para ciertos sectores? ¿Cuál será la reacción de la opinión pública norteamericana ante un plan de rescate que considere implícitamente a los indocumentados, esto es, que a la hora de repartir los empleos generados con dinero federal, no se pida ningún tipo de prueba de ciudadanía?
Tarde o temprano Obama va a tener que confrontar el tema del papel de los indocumentados en la recuperación económica de su país. Lo ideal sería que la recuperación económica se encargase solita de darle o regresarle sus empleos a los inmigrantes. Pero si las cosas en los Estados Unidos siguen empeorando, no resulta difícil imaginarse que la retórica anti inmigrante de algunos miembros del Congreso sobre la conveniencia de deshacerse de los “illegal aliens”, que supuestamente estorbarían a la recuperación económica, marcaría el tono de la discusión sobre la cuestión de los indocumentados. Y la pregunta entonces sería: ¿Qué hacer con ellos?
Tiempos difíciles en el horizonte, sin duda alguna. Aunque, pensando acerca de “lo ideal” para el inmigrante mexicano en los Estados Unidos, ¿qué no sería “más ideal” que el mexicano encuentre un medio digno de vivir en su propio país, sin verse en la necesidad de emigrar para conseguir tal fin?